Como oposición no vamos a apoyar una reforma tributaria regresiva e injusta que va a empobrecer a la clase media de este país.

Nos opondremos a cualquier propuesta que reduzca la capacidad de compra de los hogares colombianos cuando solo el 68% puede comer tres veces al día. 

Diremos NO a modificar las tarifas del IVA sobre algunos alimentos como el café, azúcar o chocolate o a eliminar artículos exentos de este impuesto. 

Rechazaremos cualquier mecanismo para aumentar la base gravable de la renta, obligando a que la clase trabajadora declare y pague este impuesto a partir de ingresos de 2.5 millones de pesos. 

No es a la clase media a los que debe gravarse, sino a los más ricos, que hoy tienen muchos beneficios y pagan muy poco por concepto de renta. 

Todo esto nos hace pensar en una reforma que tiene de todo menos solidaridad. En una reforma tributaria “solidaria” los más ricos son los que deberían sustentar todo este proceso de reactivación económica a través del pago justo de impuestos. 

Por eso proponemos que se impulsen los impuestos verdes; que bien aplicados y desarrollados nos permitiría tener un potencial de recaudo de 22 billones de pesos anuales.

Que saquemos a las Iglesias del beneficio del artículo 23 del Estatuto Tributario y hagámoslas contribuyentes del impuesto de renta; estas podrían aportar al menos 1.6 billones de pesos al año.

Que incluyamos al carbón mineral en la lista de combustibles fósiles sujetos de impuestos, entre otros recaudos. Para evaluar opciones que no maltraten a las clase media.

Lastimosamente el Gobierno prefiere las suspicacias y especulaciones buscando pescar en río revuelto y no busca concretar un debate abierto donde todos podamos ayudar al mejor desarrollo financiero del país.

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